Brandi Carlile nos invita a emprender un viaje de regreso al centro de uno mismo, un trayecto que se siente tan solitario como imprescindible. A lo largo de la letra, la cantante imagina observadores cósmicos, preguntas casi filosóficas y rituales personales, todo para ilustrar la extraña mezcla de libertad y vértigo que nace al desamarrarse del mundo y mirar hacia adentro. La canción plantea que buscar únicamente la propia grandeza (“the great and mighty me”) puede parecer una evolución tranquila, pero en realidad es un camino incompleto.
Al final, Carlile revela que regresar al yo auténtico solo cobra sentido cuando ese yo vuelve a tender la mano a los demás. No hay gloria en la separación perpetua: el verdadero aprendizaje ocurre cuando, tras la travesía interna, compartimos lo que hemos hallado. Así, “Returning To Myself” transforma la introspección en un acto de amor colectivo, recordándonos que volver a ser es también volver a amar.