PROTECTOR es la nana moderna de Beyoncé, un canto donde la artista se convierte en guardiana y faro de su hijo. Entre flores de caléndula, aguas que fluyen suavemente y la luz dorada de una tarde de agosto, la cantante pinta un jardín metafórico donde el amor maternal nutre, cobija y hace crecer. Cada imagen natural —el río, el árbol que da frutos, la tierra regada— simboliza el cuidado constante que transforma al niño en alguien fuerte y brillante.
A lo largo de la canción Beyoncé repite dos promesas: ser protector y ser proyector. Con ello asegura tanto el abrigo necesario en los primeros pasos como la luz que señalará el camino cuando su hijo pueda caminar solo. La letra también honra la cadena familiar que sostiene al pequeño, recordando que muchos brazos lo levantan y muchos ojos lo admiran. En esencia, el tema celebra la responsabilidad y la alegría de criar a otro ser humano, mostrando que el verdadero poder radica en dar amor para que otros puedan brillar con luz propia.