BLUE de Billie Eilish es un retrato íntimo de la melancolía que persiste cuando intentamos convencer al mundo -y a nosotros mismos- de que ya superamos a alguien. La artista, conocida por su estilo introspectivo, compara el deseo de ver todo en blanco y negro con la realidad de sentirse azul -triste, nostálgica- mientras admite que la relación aún late en su mente. Al llamarse a sí mismos “aves del mismo plumaje”, Eilish muestra la vergüenza de haber ocultado sentimientos y la dificultad de cerrar la puerta del todo.
En la segunda mitad, la canción se vuelve casi terapéutica: explora el origen del dolor del otro -una infancia fría y controlada- y reconoce que, aunque existe compasión, no siempre podemos rescatar a quienes amamos. Con líneas que hablan de insomnio, fama temprana y expectativas familiares, el tema mezcla empatía y aceptación, recordándonos que algunas heridas no se pueden curar en pareja. El resultado es una balada oscura y honesta que invita a reflexionar sobre nuestras propias tonalidades de azul y la importancia de soltar cuando el amor ya no basta.