En «CHIHIRO» Billie Eilish se sumerge en una atmósfera de niebla emocional, preguntándose una y otra vez ¿te llevaste mi amor? Mientras la puerta que ruega abrir simboliza la barrera entre dos mundos, la cantante mezcla recuerdos borrosos, la angustia de no ser reconocida y el miedo a olvidar su propio nombre. El título alude a la protagonista del film japonés «El viaje de Chihiro», una niña que sólo puede regresar a casa si recuerda quién es. De la misma manera, la voz lírica de Billie atraviesa un laberinto de pérdida e identidad, donde cada vuelta promete una respuesta pero entrega más preguntas.
Entre súplicas que oscilan entre el «hoy» y el «mañana», la canción retrata la sensación de guerra interna cuando el amor desaparece sin aviso. Hay destellos de esperanza, como ese jardín que espera florecer, pero también sospechas de que todo sea una trampa. Con una producción hipnótica y versos que se repiten como mantras, «CHIHIRO» invita al oyente a sentir la incertidumbre de un corazón que aún late buscando una salida, y a descubrir, quizá, que la llave siempre ha estado en recordar su propio nombre.