Everybody Dies nos invita a mirar de frente la pregunta que casi nadie quiere plantearse: ¿qué significa saber que todos, sin excepción, vamos a morir? En esta balada melancólica, Billie Eilish confiesa las “pequeñas mentiras” que usamos como mantas de seguridad, las dudas que nos asaltan cuando imaginamos un futuro sin nosotros y la nostalgia por un mundo conocido que ya no volverá. Su voz suave convierte el miedo en una charla íntima, casi como si la artista te susurrara que no eres la única persona que se siente así.
Aunque el título suene sombrío, la canción termina ofreciendo consuelo. Billie recuerda que llorar es normal, doblarse no es fracasar y, sobre todo, que nadie está realmente solo. Al reconocer nuestra mortalidad compartida, también descubrimos un vínculo universal: si todos vamos por el mismo camino, podemos acompañarnos en él. La lección es clara: afrontar la muerte nos anima a vivir con más honestidad y a valorar las conexiones que nos hacen sentir vistos y conocidos.