It Never Ends de Bring Me The Horizon nos sumerge en una espiral oscura donde amor, adicción y salud mental chocan sin descanso. Oliver Sykes, el vocalista británico, describe una relación que empezó como una aventura espontánea y se transformó en un ciclo tóxico con tintes de guerra emocional. Entre sirenas, ataúdes y confesiones a medias, el narrador intenta convencerse de que todo está bien, aunque cada verso revela lo contrario.
La canción retrata la sensación de estar atrapado: cada "nail in the coffin" simboliza un paso más hacia la autodestrucción, mientras el estribillo martillea la idea de que el sufrimiento "nunca termina". Con imágenes de batalla, ruegos de perdón y la imposibilidad de escapar de los propios demonios, la banda convierte la lucha interna en un himno intenso y catártico que invita al oyente a reconocer sus propias heridas y a romper, por fin, ese círculo sin fin.