¿Qué pasa cuando la “chica buena” decide cruzar la línea? Esa es la chispa que enciende My Oh My, donde Camila Cabello, orgullosa de sus raíces cubanas y estadounidenses, confiesa sentirse atraída por un chico nocturno con chaqueta de cuero y reputación peligrosa. Entre susurros de “mi mamá no confía en él” y latidos que se aceleran a medianoche, la cantante pinta el retrato de una joven que, por una noche, quiere dejar a un lado las reglas y entregarse a la adrenalina del momento.
La aparición de DaBaby añade picardía y contraste: él encarna al seductor seguro de sí mismo que promete diversión, lujo y cero compromisos. Juntos crean un diálogo lleno de tensión, deseo y travesura donde la protagonista se debate entre su educación “correcta” y el magnetismo de lo prohibido. En el fondo, la canción celebra esa chispa de rebeldía que todos llevamos dentro, recordándonos que, a veces, la tentación más peligrosa es también la más irresistible.