¿Alguna vez has sentido que el tiempo se te escurre entre los dedos como arena? Ghosts Again de Depeche Mode pinta ese instante con pinceladas de melancolía dulce y una pizca de consuelo. A lo largo de la canción, la banda británica nos recuerda que todo es pasajero: los saludos y las despedidas, los domingos soleados y las noches de insomnio. Cada imagen sugiere que la vida, con sus alegrías y sus lágrimas, se mueve tan rápido que, antes de darnos cuenta, nos convertimos en “fantasmas” que solo dejan ecos de lo vivido.
Lo fascinante es que esta idea no se plantea como algo triste, sino como una invitación a aceptar la fugacidad y a valorar cada segundo. Entre “flores” que esconden lágrimas y “pensamientos sin pensar”, Depeche Mode teje una atmósfera onírica donde la fe descansa y los amantes susurran promesas más allá del tiempo. Al final, la canción afirma que hay belleza en reconocer nuestra fragilidad, porque precisamente allí encontramos la libertad de disfrutar el presente sin miedo a lo efímero.