Gracie Abrams nos invita a espiar su corazón en “Risk”, una confesión pop donde la ilusión y el miedo compiten por el protagonismo. La cantautora estadounidense relata cómo, aun sabiendo que podría salir herida, se lanza sin salvavidas hacia un amor que ni siquiera ha comenzado. Entre imágenes de casas vacías, desvelos a medianoche y un crush que vive más en su imaginación que en la realidad, la artista pinta el retrato de ese momento en el que la atracción es tan fuerte que resulta imposible quedarse quieta.
¿Qué encontramos detrás de la melodía? Una mezcla eléctrica de vulnerabilidad y atrevimiento: ella reconoce sus inseguridades, se burla de sus propias “malas decisiones” y, aun así, decide zambullirse “en lo profundo” porque —según dice— “es más divertido nadar”. La canción celebra el vértigo de enamorarse antes de tiempo, ese cosquilleo que transforma cada pensamiento y hace que la posibilidad de fracasar parezca un precio razonable para, ¡por fin!, sentir algo intenso. En resumen, “Risk” es un himno al impulso y a la magia de arriesgarlo todo por la promesa de un “tal vez”.