Easy Lover nos transporta al torbellino emocional de una relación tan apasionada como complicada. Miley Cyrus describe a ese amor que enciende todas las chispas, ese alguien que puede volverla “loca” y, al mismo tiempo, hacerla sentir vacía cuando está lejos. A pesar de la intensidad, la cantante reconoce que necesita esa dosis de adrenalina: llama, insiste y no puede vivir sin la presencia de quien le provoca tanta luz como fuego.
En el estribillo, Miley acepta que su pareja no es un "amante fácil". La convierte en rehén voluntaria: aunque la ataran a caballos, no se marcharía. Con imágenes potentes como la de un wildfire, la artista confiesa que prefiere seguir bailando entre las cenizas antes que apagar la llama. El resultado es un himno a las pasiones difíciles de soltar, a ese amor que quema y cura al mismo tiempo, y a la obstinación de no renunciar a lo que nos hace sentir vivos.