¿Alguna vez has sentido que el amor se te escapa de las manos? Eso le ocurre a nuestra narradora cuando aparece Jolene, una mujer tan deslumbrante que parece sacada de un cuento: cabello cobrizo, piel de marfil y ojos verde esmeralda. Frente a tanta belleza, la cantante se siente pequeña y vulnerable, así que lanza una súplica desesperada: “¡No te lleves a mi hombre!”. Cada verso combina elogios a Jolene con el miedo a perder al ser amado, creando esa mezcla agridulce que hace que la canción resulte tan adictiva.
Más que un simple triángulo amoroso, “Jolene” habla de la inseguridad que todos podemos sentir cuando alguien pone en peligro aquello que más valoramos. Al mismo tiempo, revela una verdad conmovedora: la persona rival no es necesariamente malvada, solo tiene el poder —y el atractivo— para cambiar el destino. Con armonías vocales impecables de Pentatonix y la inconfundible voz de Dolly Parton, esta versión convierte un ruego íntimo en un himno que invita a cantar, reflexionar y, sobre todo, a valorar lo que tenemos antes de que otra “Jolene” aparezca en el camino.