Pour Me A Drink retrata ese momento en que todo parece salir mal y la única escapatoria inmediata suena detrás de la barra: cuarenta horas de trabajo agotador, el equipo favorito que vuelve a perder en tiempo extra, una multa en la carretera y, para colmo, la ruptura amorosa. El narrador cuenta sus desgracias con humor y picardía, mientras se dirige al bar en busca de un trago que le apague la mala racha y le encienda el buen ánimo.
Post Malone y Blake Shelton mezclan el flow relajado del pop-rap con el sabor sureño del country para pintar una escena muy estadounidense: es viernes de paga, los amigos se reúnen, las copas chocan y hasta aparece una nueva chica de ojos color bourbon que podría cambiar el rumbo de la noche. La canción celebra la camaradería, la necesidad de desconectar y la magia casi terapéutica de la música y el alcohol compartidos. Resultado: un himno para desahogarse, levantar el vaso y cantar a todo pulmón que, pase lo que pase, siempre se puede brindar por un nuevo comienzo.