Slipknot nos conduce a su propio infierno interior con Gehenna, una canción que mezcla horror bíblico y conflicto emocional en un ambiente opresivo. El narrador se siente roto y “amarrado” a un dolor que, paradójicamente, le brinda identidad: prefiere sufrir antes que fingir normalidad. Las imágenes de sangre, corazones seccionados y juicios divinos pintan un purgatorio personal donde clama: “Free my severed heart, give me you”. Quiere liberarse, pero solo a través de otro ser que complete su vacío.
Más que un simple grito de angustia, la canción es un manifiesto contra la conformidad. Al repetir “I don’t wanna be myself”, el protagonista declara que su yo actual es una máscara social y que, para ser auténtico, debe destruirla. Con guitarras hipnóticas y un ritmo sofocante, Slipknot hace del dolor una herramienta de autodescubrimiento y nos invita a preguntar: ¿cuánto estamos dispuestos a sacrificar para no seguir siendo quienes no queremos ser?