¿Qué pasa cuando tu cabeza se siente como un remolino pero sigues creyendo que hay días buenos esperándote? En Good Days, SZA nos abre la puerta a su mundo interior: un lugar lleno de dudas, pensamientos repetitivos y culpa por haber entregado “lo mejor de mí” a alguien que no lo valoró. Con imágenes bíblicas —“me siento como Jericó, como Job”— y metáforas cotidianas —“hacer sentido de las monedas sueltas”— la cantante retrata la guerra mental de intentar soltar el peso del pasado mientras el presente se desmorona. Sin embargo, inyecta esperanza al repetir good days, always: esos días luminosos existen, sobre todo dentro de la mente cuando uno decide proteger su paz.
El tema es un mantra de autocuidado y resiliencia. SZA se promete dejar ir mensajes que ya no responden y relaciones que la retenían, para centrarse en el “ahora” y no desperdiciar más juventud persiguiendo el ayer. Entre ritmos relajados y coros etéreos, la canción invita a respirar hondo, sacudirse la negatividad y recordar que los buenos días no dependen del caos externo sino de la elección interna de creer en ellos.