Kill Bill es una confesión apasionada y un tanto macabra sobre los extremos a los que puede llevarnos el despecho. Inspirándose en la película de Tarantino, SZA fantasea con vengarse de su ex y su nueva pareja para no quedarse sola. Entre terapia, celos y un humor negro muy afilado, la cantante reconoce su obsesión: "Si no puedo tenerte yo, nadie podrá". La letra convierte un sentimiento cotidiano como el desamor en un thriller lleno de dramatismo, exagerando la idea de “crimen pasional” para mostrar la parte más irracional del corazón humano.
Más allá de la violencia ficticia, la canción habla de auto-reconocimiento y de lo difícil que es soltar a alguien que todavía amamos. SZA mezcla vulnerabilidad, ironía y beats seductores para recordarnos que el amor puede ser tan dulce como peligroso, y que sanar requiere enfrentarse a esos impulsos oscuros con honestidad... o al menos con una buena canción que los saque a la luz.