¿Alguna vez has querido desarmar un recuerdo amoroso pieza por pieza para descubrir “qué salió mal”? En How Did It End?, la cantautora estadounidense Taylor Swift convierte una ruptura en un auténtico informe forense: ella era un “outdoorsman”, él una “flor de invernadero”, y esa combinación, aunque hermosa, era demasiado frágil para sobrevivir. La canción repasa con ironía cómo los pequeños roces se convirtieron en males incurables y cómo un simple contacto –que antes era natural– acabó sintiéndose ajeno. El tono es casi detectivesco: se pregunta, busca pistas, enumera síntomas y concluye que, a veces, ni los protagonistas entienden la causa exacta del final.
Pero Swift no se queda en el drama íntimo; también expone el espectáculo social que sigue a toda ruptura. Amigas, primos y desconocidos se mueren de curiosidad y construyen teorías mientras la pareja rota vaga “en círculos” entre rumores y susurros. Con un estribillo que repite la pregunta “How did it end?” ella subraya la fascinación colectiva por los finales ajenos y la frustración de no hallar una respuesta definitiva. Al final, la canción funciona como una advertencia: el relato de una relación no termina cuando el amor muere, sino cuando nuestro propio “hambre empático” se sacia… si es que alguna vez lo hace.