Peter, de la cantautora estadounidense Taylor Swift, es un viaje nostálgico que mezcla el cuento de Peter Pan con un romance que nunca alcanzó la madurez. La voz narrativa recuerda a ese líder intrépido de la infancia que prometió «crecer y volver a buscarla», pero se quedó atrapado en el país de Nunca Jamás de sus propias excusas. Entre armarios que aún huelen a cedro y promesas “profundas como océanos”, la canción retrata la sensación agridulce de esperar a alguien que vive flotando fuera de la realidad, mientras el tiempo implacable transforma la ilusión en aceptación.
A lo largo de versos llenos de ironía y ternura, Swift pinta la brecha entre dos galaxias emocionales: la de quien decide asentarse y la de quien sigue evitando el aterrizaje. El resultado es un himno de despedida elegante y honesto que nos recuerda que crecer no solo implica sumar años, sino también cumplir las promesas que un día hicimos con la ingenuidad de los niños.