Broke es un himno desenfadado que celebra ese momento mágico en el que, después de vivir con los bolsillos vacíos, por fin llega algo de dinero. Teddy Swims y Thomas Rhett se dan el gusto de comprar «todo lo que nunca pudieron pagar» y sentir el lujo de pedir la botella más cara. El estribillo repetitivo y lleno de energía transmite la euforia de pasar de la supervivencia a la opulencia temporal, una alegría que estalla en cada «yeah, yeah, yeah».
Sin embargo, la canción no olvida el camino recorrido. Los versos recuerdan los días de neveras vacías, las giras en furgoneta y las fiestas universitarias tocadas por propinas. Esa memoria mantiene a los artistas con los pies en la tierra: el dinero puede ser pasajero, por eso lo celebran hoy. La letra combina humor, gratitud y un toque de rebeldía; mientras la mamá aconseja ahorrar, ellos admiten que probablemente no lo harán, invitándonos a brindar por las pequeñas victorias sin perder de vista de dónde venimos.