Never Say Goodbye es una balada rock llena de nostalgia en la que Bon Jovi, el carismático cantante de Jersey, pinta escenas vívidas de una adolescencia rebelde: habitaciones con humo, coches aparcados en la oscuridad de Butler Street, llaves perdidas y besos furtivos en el asiento trasero. Entre saltarse clases, carreras a toda velocidad y el baile de graduación que lo cambió todo, la banda repasa esos momentos dorados en los que los amigos y el primer amor parecían durar para siempre.
El estribillo Never say goodbye funciona como un pacto de lealtad eterna: aferrarse a los recuerdos, a la complicidad y al sueño de no despedirse jamás de esa época irrepetible. Con guitarras ochenteras y la voz rasgada de Jon Bon Jovi, la canción te invita a subir el volumen, abrir las ventanillas y sentir que aquellas noches interminables siguen tan vivas como entonces.