¿Alguna vez has sentido que el tiempo se detiene cuando pierdes a alguien? En “Eternity”, el creador estadounidense Alex Warren convierte ese sentimiento en música: el tic–tac del reloj se vuelve ensordecedor, cada lágrima se transforma en una catarata y el mundo se vuelve un océano sin orillas. Al evocar imágenes de noches infinitas y cielos sin estrellas, la canción pinta el dolor de quien observa a un ser amado “perseguir la luz” hacia un lugar al que ya no puede seguirlo.
Pero entre la oscuridad también brilla la esperanza. El cantante relata su lucha por reinventarse —“aprender a ser alguien que no conoces”— mientras sueña con reunirse en ese “paraíso” al otro lado. Con metáforas marítimas y celestiales, Warren nos recuerda que el duelo es un viaje largo y solitario, aunque lleno de amor y el anhelo de sacrificarlo todo por volver a compartir un instante con quien se fue.