¿Alguna vez te has perdido en la ciudad, mirando las luces y sintiendo que el tiempo corre más rápido que tú? En su versión de “1901”, la artista británica Birdy transforma el himno indie de Phoenix en una atmósfera más íntima y melancólica. La letra nos lleva a un instante fugaz antes de que todo cambie: “Twenty seconds till the last call”. Ese conteo regresivo simboliza la urgencia de atrapar un amor o una oportunidad que se desvanece. Los versos hablan de ideas que “se alejan” y de un futuro que parece ya estar decidido, mientras la protagonista se mueve en “patrones elípticos”, como si orbitara alrededor de recuerdos y deseos que nunca se alinean del todo.
El año 1901 funciona como metáfora de la nostalgia: evoca una era pasada y sugiere la distancia entre el presente y lo que pudo haber sido. Birdy nos invita a recostarnos y dejarnos llevar, porque “es fácil” volver a esos veranos donde todo parecía posible. Sin embargo, insiste en que no se trata de un milagro ni de esperar algo externo que lo solucione todo. La clave está en plegar (fold it) las dudas, simplificar lo complicado y lanzarse. Así, la canción se convierte en un recordatorio vibrante y soñador de que los momentos importantes duran tan solo unos segundos… y dependen de que nos atrevamos a vivirlos.