¿Alguna vez has sentido que caminas sobre una línea imaginaria entre la esperanza y el desánimo? En Borderline, Ed Sheeran nos invita a ese preciso lugar: una fina frontera emocional donde la tristeza se cuela sigilosamente y pinta el cielo con “mirlos negros”. El cantante británico describe la lucha interna de huir de la luz mientras la oscuridad lo envuelve, plasmando la confusión de quien tiene “un pie dentro y otro fuera”. Con imágenes como las lágrimas que nunca llegan y los tragos con sal en el borde del vaso, la canción refleja cómo tratamos de anestesiar el dolor cuando no sabemos ni cómo empezó.
El resultado es un retrato sincero y muy humano de la indecisión y la vulnerabilidad. Sheeran muestra que, aunque cada capítulo termina, también puede convertirse en una secuela monumental si no elegimos un rumbo. Borderline nos recuerda que quedarse en ese límite —sin avanzar ni retroceder— impide ver con claridad, pero también ofrece la oportunidad de reconocer nuestras sombras y, finalmente, decidir hacia dónde queremos movernos.