«Dusty» es una invitación a empezar el día con buena vibra y complicidad. Ed Sheeran nos pinta la escena de una mañana luminosa en la que, junto a alguien especial, escoge un vinilo de Dusty Springfield, coloca la aguja y deja que la música disuelva el cansancio de la noche anterior. Entre referencias a la naturaleza (la escarcha sobre las hojas, la marea baja) y pequeños gestos cotidianos ("flick a finger" para elegir canción), el británico celebra el poder de los momentos simples: hablar, reír y sumergirse juntos en una melodía que pone color donde antes había gris.
La canción transmite la idea de que, pese a las tormentas pasadas, el futuro luce brillante cuando compartimos la banda sonora adecuada. La aguja que cae sobre el disco simboliza un nuevo comienzo; con cada giro, las presiones se diluyen y solo queda esperar a que la ropa —y el ánimo— se sequen por completo. Al final, «Dusty» es un recordatorio optimista de que la música puede ser refugio, catarsis y punto de partida para escribir, juntos, un día mejor.