Pink —la carismática artista estadounidense— convierte su antigua casa de la diversión en un auténtico parque del terror. En Funhouse, la cantante recorre un hogar vacío lleno de recuerdos tóxicos: fotos que se burlan, risas que resuenan como fantasmas y “payasos malvados” que representan los malos momentos de una relación que se desmoronó. Lo que antes era un sitio alegre y seguro ahora se siente como un museo de cenizas, así que Pink decide pasar a la acción.
Con una cuenta regresiva explosiva y mucha determinación, la voz de Pink anuncia su plan: quemar el pasado para renacer. Arranca cortinas, rompe platos y hasta sale gateando por la puerta del perro, señal de que ya no encaja en esa vida. La metáfora del fuego simboliza liberación, limpieza y un nuevo comienzo. Así, la canción se convierte en un himno poderoso para cualquiera que quiera cerrar un capítulo doloroso y reconstruir su propio “funhouse” desde las cenizas.