Cruella De Vil es la oda perfecta al terror sofisticado: una canción que nos hace sentir como si camináramos por las sombrías calles de Londres mientras una figura elegante y siniestra acecha en cada esquina. Con ritmo pegadizo y tintes de jazz, Selena Gomez revive al mítico personaje de 101 dálmatas y nos advierte, una y otra vez, que nadie asusta tanto como esta villana de labios curvados y mirada helada.
Más allá de describir a una amante de la moda que anhela pieles ajenas, la letra retrata la esencia misma del mal disfrazado de glamour. Cada verso es una alarma que nos recuerda que la maldad puede lucir sofisticada, sonreír y hasta bailar. Entre metáforas de arañas y vampiros, la canción enseña vocabulario sobre el miedo y la astucia, mientras Selena, con su herencia estadounidense y mexicana, agrega un toque moderno y multicultural a este clásico escalofriante.