Bruno Mars nos invita a una noche salvaje donde la habitación se transforma en una selva y la pasión ruge con la fuerza de un gorila. Con el cuerpo empapado en licor y un “cocaine kicker” que dispara la adrenalina, el narrador se siente gigantesco y promete una experiencia tan intensa que hará temblar las paredes mientras ambos golpean el pecho al ritmo del deseo.
Más que una simple descripción de atracción, la canción celebra la entrega total a los instintos primarios: gemidos que resuenan en el vecindario, manos que se enredan en el cabello y miradas encendidas por el “diablo en los ojos”. “Gorilla” ensalza la química explosiva de dos amantes que, sin miedo ni restricciones, se liberan de lo cotidiano para vivir un momento feroz e inolvidable.