En 505, Arctic Monkeys convierten una habitación de hotel en el epicentro de un torbellino emocional: el narrador, atrapado entre la urgencia y la nostalgia, recorre mentalmente cualquier distancia —sea un vuelo de siete horas o un trayecto de cuarenta y cinco minutos— con tal de reunirse con esa persona cuyo recuerdo lo enciende y lo desarma al mismo tiempo. La letra mezcla imágenes de intimidad cruda ("con tus manos entre los muslos") con confesiones de vulnerabilidad ("me derrumbo por completo cuando lloras"), dibujando una historia de amor intensa donde el miedo a fallar late tan fuerte como el deseo. Cada regreso a la cifra "505" simboliza ese ciclo adictivo de ir y venir, donde el protagonista se promete sorpresas y, sin embargo, acaba revelándolo todo demasiado pronto. En apenas unos versos, la banda británica captura la dualidad entre la pasión que electrifica y la ansiedad que punza, logrando que el oyente sienta cada kilómetro, cada latido y cada despedida como propios.