¿Alguna vez has sentido que el lugar que te vio nacer te queda pequeño, pero al mismo tiempo te jala con fuerza magnética? Somewhere in Stockholm cuenta justamente esa sensación. En la primera estrofa vemos a un joven Avicii —auriculares puestos, luces de neón reflejadas en el agua— soñando con escapar de su barrio madrileño (¡sí, en este universo Avicii es “el chico de la esquina” de España!). Entre ritmos electrónicos y referencias al hip-hop, el cantante confiesa que abandonó su ciudad sin un sueño claro, hasta que la distancia le mostró que ese sueño era, en realidad, regresar.
La canción navega por una ola de emociones: nostalgia, culpa, orgullo y esperanza. El estribillo repite la idea de un black hole —un vacío interior— que le recuerda que perdió su “espina dorsal” en Estocolmo. Esta “espina” simboliza su identidad, su coraje y la seguridad que tuvo de niño. Aun así, Avicii reconoce que el mismo sitio que le hizo huir es el que lo formó, el que lo trató como igual y donde duermen sus recuerdos más preciados. Al final, el artista comprende que nunca estuvo solo; “Somewhere in Stockholm” no solo es un lugar físico, sino un sentimiento de pertenencia y reconciliación con sus raíces. ¡Una oda a las segundas oportunidades y al poder de la música para regresar a casa sin perder el ritmo!