Justin Timberlake, el carismático artista de Estados Unidos, abre las puertas de la pista con Take Back The Night: un himno lleno de funk, metales brillantes y una urgencia irresistible por vivir el momento. La letra nos sitúa en una ciudad que vibra bajo las luces, donde la atracción manda y las reglas se quedan en la puerta. JT invita a su acompañante a “recuperar la noche”, es decir, a adueñarse del presente, bailar sin pudor y dejar que la química marque el ritmo.
Este tema celebra la complicidad —“nadie se preocupa por quiénes seremos mañana”— y se convierte en un llamado a desafiar cualquier intento de apagar la fiesta. Entre giros, sudor y copas en alto, la canción nos recuerda que la noche es un terreno de libertad: un espacio para olvidar las prohibiciones, rendirse al deseo y comprobar que no hay nada mejor que esa sensación de euforia compartida cuando la banda suelta los metales y todo el mundo grita al unísono: ¡Take back the night!