¿Recuerdas esa sensación eléctrica que recorre todo tu cuerpo cuando ves a la persona que te gusta? Esa descarga es la protagonista de Adrenaline, la canción en la que el británico James Blunt convierte el flechazo en pura energía. El narrador pasa de la calma al vértigo en un instante: se queda sin aire, suelta miradas de sorpresa y siente cómo el pulso se dispara “como un fogonazo en la oscuridad”. Cada verso compara el amor a un chute de adrenalina que lo vuelve invencible y casi adicto; tanto, que no le importa “sobredosis” ni “comatoso”.
En este tema, Blunt describe un romance que golpea más fuerte que “un millón de despedidas” y lo hace sentir “a prueba de balas”. La letra mezcla imágenes físicas (corazón acelerado, cuerpo abierto de dentro a afuera) con metáforas bélicas y médicas para explicar la intensidad de un enamoramiento súbito. En resumen: Adrenaline retrata el momento exacto en que el amor te sacude, te lava los colores y te deja con un solo pensamiento: quiero más de esta chispa que me hace vibrar.