En «Freak», la enigmática cantante franco-estadounidense Lana Del Rey nos invita a un viaje sensorial hacia una California de fantasía, donde el verano parece infinito y las hogueras arden tan intensamente que se vuelven azules. La voz poética se dirige a un amante frío como el hielo pero irresistible, al que seduce con imágenes de palmeras reflejadas en los ojos, bailes lentos bajo el rock y besos que dejan sin aliento. Todo se convierte en un canto hedonista a la pasión que quema, a la complicidad y a la magia de vivir el momento como si el tiempo se detuviera.
El estribillo —«Come to California, be a freak like me, too»— es una invitación a romper con la rutina, abandonar el anonimato y abrazar la rareza propia. Ser «freak» significa liberarse de etiquetas y encontrar un refugio en el amor y la autenticidad. Entre motos de Easy Rider y bailes junto al océano, la canción celebra la idea de que, cuando dos almas se reconocen, el pasado se vuelve extrañamente distante y la vida cobra sentido. Lana mezcla sensualidad, nostalgia y desafío, creando un himno para quienes buscan un lugar donde brillar sin miedo y amar a todo fuego.