¿Sabías que existe una técnica japonesa llamada kintsugi que repara la cerámica rota con barniz y polvo de oro? En su canción Kintsugi, la cantautora francesa Lana Del Rey transforma esa imagen en una metáfora luminosa sobre el duelo y la vulnerabilidad. Mientras recuerda pérdidas familiares, despedidas en hospitales y escapadas hacia las montañas, la voz poética reconoce que cada "grieta" emocional permite que entre la luz, igual que el oro que resalta las fracturas de un jarrón.
A lo largo de la letra, Lana alterna escenas cotidianas (un café de carretera, canciones folclóricas de los años cuarenta) con confesiones íntimas sobre el miedo a sentir. La balada nos invita a abrazar el dolor, porque solo así la tristeza se convierte en belleza resiliente. Al final, la lección es clara: «That’s how the light gets in». Cada ruptura, cada lágrima y cada recuerdo perdido son oportunidades para brillar con un resplandor aún más dorado.