Plastic Hearts nos sumerge en una fiesta interminable entre mansiones de Hollywood, paredes llenas de espejos y desconocidos con sonrisas tan perfectas como vacías. Miley Cyrus retrata un ambiente donde todos pueden reinventarse al instante, vender lo que ya posees y abrazar el exceso sin mirar atrás. El resultado: un torbellino de luces de neón que promete emociones intensas pero deja un eco de soledad.
Bajo el brillo californiano, la cantante confiesa sentirse atrapada en charlas que parecen agujeros negros y amaneceres que asfixian. Sus corazones de plástico sangran porque anhelan algo auténtico, un sentimiento que dure más que una noche en vela. La canción mezcla energía rockera con melancolía para recordarnos que, detrás de la fachada glamorosa, todos buscamos lo mismo: sentir de verdad.